Agnès Varda es una cineasta de renombre tanto en Francia como en toda Europa, entre otros premios y reconocimientos recibió en 1985 el León de Oro del Festival Internacional de Cine de Venecia por Sans toit ni loi. A pesar de que sus creaciones tienen claros tintes “independientes”, los temas que trata en sus documentales son de interés general, representando las preocupaciones y la problemática a la que se enfrentan los ciudadanos occidentales a día de hoy. Es por esto que con bajos presupuestos pero con derroches de talento consigue habitualmente una repercusión de gran nivel.
En Los Espigadores y la Espigadora, trata con especial sutileza, mediante un elegante enlace con el pasado del campo a través de un cuadro, las actuales tendencias tanto en el manejo de las cosechas y la parte de ellas “sin valor comercial” en las zonas rurales, como en la gestión de excedentes que los comercios practican en las áreas urbanas. Todo ello, aliñado con su especial sensibilidad, a caballo entre la inocencia y la travesura, da como resultado una dura crítica al funcionamiento de la industria alimenticia en el primer mundo que nos hará reflexionar seriamente al respecto.
Espigas de trigo perdidas, mazorcas de maíz olvidadas, patatas con formas extrañas tiradas a la basura, vegetarianos recoge-basura y su gato indiferente ante todo, son algunos de los recursos que Agnès Varda utiliza. Sin duda, es este un film imprescindible para todo aquel que desee tener una visión clara, y cargada de poesía, sobre cómo funciona hoy en día la agricultura en Europa.
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